martes, 20 de diciembre de 2011

Profecía Dakota: Los Guerreros del Arco Iris


Una anciana indígena de la región de Dakota en Norteamérica,
llamada Ojos de Fuego, de la tribu Cree, lanzó una profecía
que hasta nuestros días hace eco; La profecía dice así:
 
Llegará el día en que la codicia del hombre blanco, del Yo-ne-gi,
hará que los peces mueran en las corrientes de los ríos,
que las aves caigan de los cielos, que las aguas ennegrezcan
y los árboles ya no puedan tenerse en pie.
Y la humanidad como la conozco dejará de existir.
 
Llegará el tiempo en que habremos de necesitar
a los que preservan las tradiciones, las leyendas,
los rituales, los mitos y todas las viejas costumbres de los pueblos
para que ellos nos muestren cómo recuperar la salud,
la armonía y el respeto a nuestros semejantes.
Ellos serán la clave para la supervivencia de la humanidad,
y serán conocidos como “Los Guerreros del Arco Iris.
 
Llegará el día en que algunas personas despierten de su letargo
para forjar un Mundo Nuevo de justicia, de paz,
de libertad y de respeto por el Gran Espíritu.
 
Los Guerreros del Arco Iris transmitirán el mensaje,
a los habitantes de la Tierra, a los habitantes de Elohi.
Ellos enseñarán a vivir como vive el Gran Espíritu,
y mostrarán cómo ese mundo futuro se ha alejado del Gran Espíritu ,
la verdadera razón por la que se encontrará tan enfermo.
 
Los Guerreros del Arco Iris le enseñarán a la gente
que
el Gran Espíritu, es un ser de amor y comprensión,
mostrarán cómo devolverle a la Tierra, a Elohi, toda su belleza.
 
Estos Guerreros del Arco Iris proporcionarán a la gente
los principios y reglas para hacer una vida acorde con el mundo.
Estos serán los mismos principios que seguían los pueblos del pasado.
 
Los Guerreros del Arco Iris le enseñarán a la gente
los viejos hábitos de la unidad, del amor y de la comprensión.
Y enseñarán por los cinco rincones de la Tierra
cómo alcanzar la armonía entre las personas.
 
Le enseñarán a la gente cómo orar al Gran Espíritu
de la misma manera como lo hacían los pueblos del pasado,
dejando que el amor fluya como las hermosas corrientes
que descienden suaves y armoniosas desde las montañas,
por cauces que las llevan a unirse con el océano mismo de la vida.
 
Y una vez más renacerá la alegría de estar en compañía como también en la soledad.
Estarán libres de envidias mezquinas y amarán a sus semejantes como a sus hermanos,
sin importar el color de su piel, su raza o su religión.
 
Sentirán cómo la felicidad inunda sus corazones
mientras se vuelven cada uno con el resto de la creación.
Sus corazones serán puros e irradiarán calidez,
comprensión y respeto por la humanidad,
por la naturaleza y por el Gran Espíritu.
 
Y una vez más colmarán sus mentes, sus corazones,
sus almas y sus actos de los pensamientos más puros,
para así aspirar a la magnificencia del Maestro de la Vida,
¡el Gran Espíritu!
 
Hallarán la fortaleza que se oculta
en la belleza de una oración y en los momentos de soledad de la vida.
Y sus hijos nuevamente podrán correr libres y felices
y disfrutar los tesoros de la Naturaleza y de la Madre Tierra,
libres de venenos y de la destrucción generada
por el Yo-ne-gi y sus prácticas codiciosas.
 
Los ríos fluirán limpios otra vez,
los bosques serán abundantes y llenos de hermosura,
y otra vez habrá aves y animales sin número.
Nuevamente se respetarán los poderes del planeta y de los animales,
y la conservación de todas las cosas bellas se convertirá en una forma de vivir.
 
El pobre, el enfermo y el necesitado recibirán cuidados
de sus hermanos y hermanas de toda la Tierra.
Y estas prácticas serán de nuevo parte de sus vidas cotidianas.
 
Los líderes de los pueblos volverán a ser elegidos a la vieja usanza...
no por el grupo político al que pertenezcan,
ni porque griten más fuerte o presuman más,
tampoco por un proceso de intercambio de insultos o acusaciones mutuas;
serán elegidos aquellos cuyas acciones digan más que sus palabras.
 
Serán elegidos como líderes o Jefes aquellos que den muestras de su amor,
su sabiduría y su valor, que hayan sido capaces de actuar por el bien de todos.
Serán elegidos por sus cualidades, no por la cantidad de dinero que posean.
 
Y al igual que los Jefes devotos y considerados de la antigüedad,
usarán su amor para entender a la gente y para asegurarse
de que sus niños y jóvenes sean educados en el amor,
en el trabajo y en el conocimiento de su entorno.
 
Les mostrarán que los milagros pueden hacerse realidad
para curar a este mundo de todos sus males,
devolverle la salud y la belleza que antes tuvo.
 
Las tareas que esperan a los Guerreros del Arco Iris serán muchas y mayúsculas.
Habrá enormes montañas de ignorancia que será necesario vencer;
se enfrentarán contra murallas de prejuicios y odio.
 
Tendrán que ser dedicados, firmes en su fortaleza y tenaces de corazón.
Porque en su camino hallarán mentes y corazones
dispuestos a seguirlos en esta hermosa senda
que le devolverá a la Madre Tierra su belleza y su plenitud.
 
Ese día llegará pronto, ya no está lejos.
Llegará el día en que nos demos cuenta de que todo lo que somos,
nuestra existencia misma, se la debemos a las gentes
que han preservado su cultura y su herencia,
a esas personas que han mantenido con vida los rituales,
las historias, las leyendas y los mitos.
 
Y será gracias a este conocimiento que ellos han preservado,
como volveremos a estar otra vez en armonía con la Naturaleza,
con la Madre Tierra y con la humanidad misma.
Y descubriremos que este conocimiento es la clave para la supervivencia.
 
Estos serán los Guerreros del Arco Iris,
y ésta es la razón que me impulsa a proteger la cultura,
la herencia y los conocimientos de mis antepasados.

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